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06 septiembre 2014

Parte 2



Después de haber publicado la primera historia, mi blog se animó tímidamente con nuevas aportaciones. Algunos testimonios me resultaron interesantes, otros no dejaban de ser demasiado cotidianos. Yo buscaba algo que me removiera por dentro, algo que lograra sorprenderme y, en consecuencia, llamar la atención de mis lectores.  
Fui hasta la máquina de café al final del pasillo y me saqué un descafeinado. Estaba pensando sobre cuál de las historias escribir cuando sentí la presencia de mi jefe. Supe que era él, no a raíz de haber desarrollado un sexto sentido, sino porque se delataba él solo con su inconfundible olor a Varon Dandy.
—¿Vas a seguir en esa línea? —me preguntó con las manos jugueteando con los tirantes de su pantalón.
—Sí —contesté aguantando el dolor por haberme quemado la lengua con el café. Me miró durante unos segundos que me hicieron subir las lágrimas a los ojos. Cuando se fue saqué la lengua y jadeé para aliviarme.
—¿Cómo se te ocurrió escribir sobre sexo?
Volví a guardarme la lengua y sonreí como pude. Al parecer Miriam era la única que no había escuchado la escena del jefe con la chica de la limpieza. Pero no iba a ser yo quien la pusiera al tanto. Enarqué las cejas y dije:
—Me gusta probar terrenos nuevos.
Ella se sacó un café extra largo de la máquina y me sonrió antes de irse:
—Pues ya era hora. Eres un poco mayorcito para estrenarte, ¿no crees?
Me encerré en mi despacho, dispuesto a pasarme la tarde en busca de mi próxima historia. Entonces la vi, latente en mi buzón de correo. Y me pareció tan fresca y absurda, que no vi la necesidad de añadirle nada más.

HISTORIAS HÚMEDAS
PALABRAS DE UNA VAGINA

Parte 1



Cuando mi jefe me dijo que era necesario escribir unos artículos que dieran un empujoncito al magazine para el que trabajo no supe muy bien sobre qué escribir. Pero después de aquella tarde en la que se había dejado abierto el micrófono de su despacho y todos escuchamos sus jadeos mientras se beneficiaba a la chica de la limpieza, se me ocurrió escribir sobre algo que a todos nos mueve: el sexo.
Al proponerle escribir pequeñas historias sobre fantasías y experiencias sexuales, que recogería bajo el título de Historias Húmedas,  me miró con sus ojos saltones durante unos segundos en los que temí me iba a devolver a la sección de deportes, pero se encogió de hombros dejándome hacer. Me propuse escribir sobre todo tipo de fantasías y experiencias sin el molesto pitido que tapa las palabras subidas de tono. Con el fin de recoger estas historias pregunté a mis conocidos, e hice correr la voz en mi blog personal, esperando que pronto se me inundara el despacho de sofocos que quisieran ser contados en mi columna dominical.  Pero después de una semana mirando el buzón de entrada de mi correo electrónico, el único que acudió a mi llamada fue mi amigo José. A él le debo, pues, mi estreno en el periodismo erótico. Escribí la primera historia tal cual me la ha contado y asegurado que había acontecido, aunque me pareció interesante escribir desde el punto de vista de esa mujer a la que, por mera intuición,  me imaginaba feliz por haber sido sustraída de su monótona vida sexual. 

HISTRORIAS HÚMEDAS
EL CHANDAL Y EL ASCENSOR